De Juana Molina a Dillom y de Los Espíritus a Kumbia Queers, una muestra repasa la gráfica musical argentina en el siglo XXI


Hasta el 3 de agosto, en el Museo Nacional del Grabado, Riobamba 985, conviven afiches de artistas como Él Mató a un Policía Motorizado, Los Espíritus y Kumbia Queers, cuadros como el que Marcelo Canevari y Ornela Pocetti realizaron para la portada de Post mortem de Dillom, vinilos, CD y casetes de Morbo y Mambo, Juana Molina y Chancha Vía Circuito, Bombas de Amor y La Chilinga. “Valentino Tettamanti y yo llevamos décadas despegando carteles de la calle, juntando flyers impresos, coleccionando discos, además de vincularnos con músicos, diseñadores y artistas de todo el país. A partir de ese material y esos vínculos fue que juntamos el corpus de esta muestra” dice Santi Pozzi, cocurador de Tono sobre tono, la muestra retrospectiva que explora los cruces entre lo sonoro y lo visual a partir de piezas gráficas vinculadas a las escenas musicales de Buenos Aires y La Plata, producidas entre los años 2000 y 2025. La premisa de la muestra es ¿Cómo atrapar el sonido en una imagen? Y Pozzi, que además de integrar el staff del museo ha diseñado posters para artistas como Pearl Jam, Hermanos Gutiérrez, Stone Temple Pilots y Paul McCartney, esboza una respuesta: “La muestra presenta tantas respuestas como pudimos exhibir. Si tengo que dar un consejo sería: cargarse de inspiración y confiar en la intuición, de eso solo puede salir algo positivo”. 

Un muestrario de vinilos argentinos en las paredes del Museo Nacional del Grabado.

La muestra fue idea de Pozzi. “Se lo propuse a la directora del Museo Nacional del Grabado, Cristina Blanco, en sintonía con su proyecto de transformar la institución en un museo vivo que dialogue con la cultura contemporánea y a partir de un ideario que emparenta todo lo que es obra gráfica en sus distintos formatos y técnicas de impresión como versiones actuales de las funciones que tradicionalmente ocupaban las distintas técnicas del grabado”, explica. “El criterio principal de la curaduría fue hacer un recorte temporal entre 2000 y 2025, que tiene que ver con las distintas escenas musicales que surgieron post-Cromañón, y el surgimiento o mayor desarrollo de practicas de producción independientes, que quizás más directa o indirectamente sean resultado de la creciente digitalización de la grabacion y difusion de esa música”, completa el curador. “A partir de ese recorte buscamos una selección más ligada al diseño, la tipografía, la ilustración, que son técnicas más ligadas a las expresiones gráficas de las técnicas del grabado. Sentimos que las múltiples escenas musicales contenidas en ese recorte son sumamente prolíficas en cantidad y calidad de produccion, pero al mismo tiempo están subrepresentadas en los medios”.

Póster para la presentación de Prender un fuego de Marilina Bertoldi. “El diseño buscaba evocar la estética de una viñeta de cómic”, dice Marte, ilustradora argentina radicada en NY.

En la instancia previa al comienzo de la preproducción de la muestra, se sumó Valentino Tettamanti al equipo del museo, así que fue lógico que se sumara como co-curador de la muestra. “Valentino viene de una larga experiencia como ilustrador y diseñador de gráfica para música, mayormente en La Plata, donde vive”, dice Pozzi. 

Gastón Páez, alias el Miserable, es el único auténtico grabador tradicional de la muestra. “Imprime sus posters con tacos tallados con gubia”, dice Pozzi.

Son más de trescientas piezas las piezas exhibidas. Pero no están contadas. “Son demasiadas”, argumenta Pozzi. “Intentamos que la selección fuese lo más abarcativa posible en cuanto a la cantidad de escenas y géneros que surgieron en este primer cuarto de siglo. Y también buscamos exponer diversidad en los formatos, incluyendo pósters de vía pública, como otros más de coleccion o merch como son las serigrafias. Tambien remeras, discos de 12 y 7 pulgadas, cassettes, CDs, volantes, tambien animaciones para visuales o videoclips y flyers digitales”. 

Estudio Gogogoch, autor de los artes de discos y posters de bandas como Morbo y Mambo, Compañero Asma, Chango Spasiuk, entre muchos otros, hizo el arte de portada para el disco de Pez y Litto Nebbia.

Para la curaduría, no establecieron una única línea estética. “La cantidad de escenas musicales que surgieron en en este primer cuarto de siglo, contienen una diversidad de generos y subgeneros superamplia, desde bandas de rock más clásico o blusero, a sonidos más indie, pasando por géneros hiper revisitados como el punk, a otros que son muy de nicho como el surf-rock que acá contó con muchísimas bandas. Cada género tiene sus reglas de estilo, por lo tanto es muy difícil englobar todo en una línea estética. Sí se puede destacar la cantidad de trabajo de ilustración y la calidad del mismo. Algunos ejemplos son los artes de Santiago Barrionuevo (o Motorizado), tanto para El Mató como para otras bandas como La Patrulla Espacial, o pósters para Carca. O, por ejemplo, los primeros flyers del ahora internacionalmente reconocido historietista Lucas Varela para el festival Music is my Girlfriend”, enumera. 

El marplatense George Manta realizó la ilustración y el diseño del afiche, en serigrafía, para el concierto del rapero inglés en Argentina, en 2024.

En medio de la explosión de la inteligencia artificial, podría entenderse a Tono sobre tono como un manifiesto, un elogio del trabajo creativo y artesanal. “Creo que es muy temprano para entender el alcance de la IA. Supongo que como todo avance tecnológico puede resultar en una herramienta útil, si se hace un uso consciente de la misma”, argumenta Pozzi. “Lo que veo hoy por hoy es que la IA se usa como un reproductor de estéticas, imita tecnicas, estilos, artefactos gáaficos…  Pero si rascás un poco esa superficie, no encontrás nada. El resultado es solo eso, un artefacto meramente estético sin contenido real. Creo que el peligro es cuando él o la artista, ilustrador, diseñador, deja de tomar decisiones conscientemente, deja de participar activamente del proceso creativo, para seguir simplemente con lo que dicte el algoritmo. Creo que en esos casos el prompteado resulta ser el ser humano, que simplemente recibe las decisiones que previamente se programaron en la máquina”.

Cartel de Las Diferencias & Knei, ilustrado e impreso por Santi Pozzi, curador de la muestra junto a Valentino Tettamanti.

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