Llegar a Ponce es llegar al corazón cultural del sur de Puerto Rico. Aquí, la historia se escucha antes de verse, en barriles que resuenan desde casas y plazas, en voces que recuerdan a los maestros que forjaron la identidad musical de la ciudad, y en festivales que convierten las calles en escenarios abiertos. Ponce es un mapa vivo donde conviven tradición, memoria y creación, un territorio donde la música explica la vida cotidiana, y donde cada generación hereda una responsabilidad cultural que se transmite como un pulso que no se extingue.
Ponce no solo es la casa de la salsa, también es el origen profundo de los ritmos afroboricuas que definieron la música de la isla. En comunidades como San Antón, la bomba y la plena siguen latiendo como hace más de un siglo, impulsadas por la herencia afrodescendiente del sur. “La bomba es muy fuerte, muy ligada a la afrodescendencia que estaba aquí en Puerto Rico”, explica Ernie Rivera, historiador y salsólogo ponceño. Entre las figuras esenciales estuvo Doña Isabel Albizu, una de las grandes intérpretes de cantos de bomba. Su legado continúa a través de Archie, su discípulo, quien hoy enseña baile, barriles y canto en la Escuela de Bomba Isabel Albizu.
La plena nació del intercambio cultural con trabajadores de las Antillas Menores que llegaron a principios del Siglo 20. “Ellos cantaban en inglés, los puertorriqueños escucharon, adaptaron y transformaron”, cuenta Rivera al detallar el nacimiento del género. Para él, la plena sigue funcionando como un archivo vivo de la memoria colectiva. “La plena es un periódico cantado”, añade. Don Luis Antonio Santiago Reyes, fundador de Los Pleneros de Ponce, moldeó ese sonido que todavía define a la ciudad. Kao Vélez Francés, creador de Los Guayacanes de San Antón, afianzó un estilo que se convirtió en identidad. Como recuerda Rivera, una canción tradicional resume ese orgullo: “La plena que yo conozco no es de la China ni del Japón, la plena viene de Ponce, viene del barrio de San Antón”.
Figuras como Marta Vargas, del ballet folclórico Flamboyant, y Papote Alvarado, fundador del Grupo Esencia, han llevado la bomba, la plena y la salsa a escenarios del mundo. Ese legado se celebra cada año en el Festival Afrocaribeño del Bajo de la Plata, un evento gratuito que reúne lo mejor de la música afrocaribeña, y que es considerado uno de los más importantes del Caribe. Allí convergen generaciones enteras, los mayores que enseñan pasos y los niños que los repiten, manteniendo el hilo comunitario que distingue al sur.
La tradición musical de Ponce también dialoga con las vidas de artistas que definieron la identidad del Caribe. Entre ellos está Piri ‘El Conde’ El Ponte, hijo de un músico, y criado entre ritmos y calle. Su historia tomó un rumbo decisivo en el ejército estadounidense, donde enfrentó discriminación racial. “No podía comer donde comían los blancos, ni beber agua donde bebían los blancos”, relata Rivera, al reconstruir los momentos que marcaron su vida. De regreso a la isla, Piri decidió vestir siempre impecable como un acto de dignidad y resistencia. Su barbero en Nueva York lo bautizó así: “Tú estás tan elegante, que pareces un conde”.

De esta misma cantera surgieron Cheo Feliciano y Frankie Ruiz. Cheo estudió teoría y solfeo en Ponce antes de marcharse a Nueva York, aunque siempre volvió a su ciudad. Su voz cálida sigue siendo una de las más reconocidas del Caribe. Frankie, el niño mimado de Ponce, partió a los 17 años para convertirse en una de las voces más poderosas de la salsa. Su presencia sigue vigente. “Hoy está igual o más pegado que cuando estaba vivo”, comenta Rivera, subrayando el peso de su legado. Ninguno vivió los cambios radicales de la industria musical en los años 90. “Quien sí vivió ese giro fue Gilberto Santa Rosa”, puntualiza el historiador.
La genealogía ponceña también está escrita por mujeres que sostuvieron la historia musical de la isla. Entre ellas destaca Yolanda Rivera, conocida como ‘La señora ponceña’, la única mujer que ha sido parte de la legendaria Sonora Ponceña. Sevilla Cruz, aunque no perteneció a la agrupación, grabó discos esenciales, como La ceiba. “De Ponce es la Ceiba y de Cuba la Ciudadanía”, cita Rivera, recordando la frase original de Sevilla y el simbolismo de la Ceiba como emblema sagrado de Puerto Rico.
Ponce es un territorio donde la música cuenta quiénes son y de dónde vienen. Una ciudad que canta su historia, que sostiene el pulso cultural del sur y que demuestra que la identidad puertorriqueña sigue vibrando, viva, urgente y orgullosa.
Entradas Recientes
- Modelo a seguir para encabezar 2026 Descubra el clásico de invierno de la NHL
- Duran Duran recuerda al diseñador de moda 'visionario' Antony Price
- Homenaje 'True Blue' de John Williamson a las víctimas del tiroteo en Bondi Beach
- La adicción de Jane indica una tregua después de la explosión y las demandas de Perry Farrell
- Stevie Wonder cancela el concierto benéfico House Full of Toys
- Camp Flog Gnaw 2025 evitó el uso de 7,496 galones de combustible diesel
- George Clinton se adelanta a la gira 2026, con una nueva nave nodriza en los escenarios
- Calendario de Adviento de Squishmallow 2025: Compre ofertas navideñas de Squishmallows
- 25 regalos de último momento por menos de 50 dólares que llegarán antes de Navidad
- Olivia Rodrigo habla sobre Harry Styles Hangout y escribe un fanfic en 1D cuando era niña
- Selena Gomez responde a los comentarios sobre su voz y su 'bigote'
- Escuche el set completo de Dennis Ferrer de Time Warp USA 2025
- El Music Hall de Williamsburg en Brooklyn cerrará después de 2026
- Ponce: el corazón cultural del sur
- La edición de vídeo de Jon Hamm impulsa 'Turn Off the Lights' de Kato como sencillo


