Juan Pablo Urrego es uno de los actores más talentosos y versátiles de Colombia en la actualidad, conocido por su habilidad para navegar entre el drama y la comedia con mucha naturalidad. Su carrera ha abarcado desde grandes producciones nacionales hasta proyectos internacionales, trabajando al lado de figuras de la talla de Tilda Swinton y bajo la dirección de cineastas como Apichatpong Weerasethakul. Con papeles en series como Rigo, Manes y películas como Memoria y El olvido que seremos, Urrego sigue demostrando su talento.
Quisiera comenzar con una pregunta que le hice en algún momento a Tilda Swinton, con quien trabajaste en la película Memoria. Juan Pablo, ¿cuál es tu primer recuerdo?
Hermano, ¡qué buena pregunta! Mi primer recuerdo… Creo que uno de mis primeros recuerdos es trepándome a los árboles. En esa época vivíamos en un lugar rodeado de árboles y campo. Mi papá trabajaba en un sitio que nos permitía tener mucho contacto con la naturaleza. Así que ese es el primer recuerdo, un niño muy salvaje, subiéndome a los árboles, siempre sucio, siempre chupando alguna fruta. Recuerdo tener la cara pegajosa de chupar mango, esos son mis primeros recuerdos.
¿Cuál es la primera película o programa de televisión que recuerdas de niño?
La primera película… Bueno, creo que recuerdo las series de televisión. Recuerdo que eran muy famosas Los Cuatro Fantásticos, MacGyver y Mazinger-Z. Esos son mis primeros recuerdos con la televisión.
¿Cómo te defines como persona? ¿Quién es Juan Pablo Urrego?
Todavía no he podido encontrar una definición clara, pero soy un ser humano en constante búsqueda. Soy una persona que se cuestiona todo el tiempo, creo que todos los días me estoy haciendo preguntas. Tengo interés por el arte, una sensibilidad diferente. También soy tranquilo, familiar, reservado, a veces tímido y silencioso.
Para ti, ¿qué va primero, el arte o la vida?
La vida, la vida primero que todo.
¿Recuerdas cuándo te picó el “bicho” de la actuación?
Sí, recuerdo que fue en el colegio, cuando tenía unos ocho o nueve años. En un recreo, me perdí por los pasillos y terminé llegando al lugar donde ensayaba el grupo de teatro. Vi a niños disfrazados, y eso me entusiasmó mucho. Fui a mi casa y le dije a mi mamá que quería disfrazarme para ir al colegio. Ella no entendía, porque no era Halloween ni nada, pero luego investigó y me metió al grupo de teatro. Empecé quedándome después de clases para ensayar, y aunque al principio era una afición, cuando terminé el colegio me di cuenta de que esto era lo mío.
Sé que estudiaste en Cuba y Argentina, ¿puedes contarme sobre esas experiencias?
Soy de Medellín, y cuando decidí ser actor, mis papás, que siempre me apoyaron, me dijeron que tenía que estudiar y prepararme. Alguien me recomendó ir a estudiar a Cuba, donde había un programa muy práctico. Fue un taller de 10 meses en el Instituto Superior de Artes, con clases de actuación, voz, dicción y circo. Fue muy intenso, y ahí confirmé que esto era lo mío. Luego volví a Colombia, pero ya quería estudiar afuera, así que me fui a Buenos Aires. Allí estudié teatro, cine y televisión, inspirado por el cine y la cultura argentina.
Teatro, cine y televisión, ¿qué medio te da mayor satisfacción como actor?
Sin duda, el teatro. Empecé en teatro en Buenos Aires y en Bogotá, donde trabajé con La Maldita Vanidad. El teatro me da mucha satisfacción, pero el cine y las series también, ya que permiten más preparación y exploración. La televisión también es gratificante, aunque tiene tiempos más ajustados, lo que me ha dado agilidad, músculo y rapidez mental como actor.
Quisiera que me aclararas una duda, ¿fue en Pocholo donde tuviste tu primer papel en televisión? ¡No recuerdo haberte visto ahí!
¡No! Fíjate que hay un error en la Internet sobre eso. Mi primer trabajo en televisión fue en Argentina, en un programa juvenil llamado Niní. Luego, en Colombia, hice un pequeño papel en Amo de casa de RCN.
De esto sí estoy seguro. Trabajaste con el gran Fernando Trueba [Belle Époque, La niña de tus ojos] en dos ocasiones, en El olvido que seremos y en Haunted Heart. ¿Cómo es él como director?
Fernando es increíble. Tiene un sentido del humor maravilloso y es muy generoso. Aunque lo ha ganado todo, siempre está dispuesto a escuchar a los actores, incluso en el set. Le gusta resolver las escenas sobre la marcha en lugar de ensayar mucho.
También trabajaste con dos titanes: Tilda Swinton y el director Apichatpong Weerasethakul en Memoria. ¿Qué aprendiste de ellos?
Con Apichatpong fue lo contrario a Trueba; ensayamos mucho, cada movimiento y cada pausa. Su cine es muy contemplativo y pausado. Con Tilda, estaba muerto de miedo al principio, pero me trató con mucha calidez, como si nos conociéramos hace años. Es meticulosa, siempre cuestionando y conectando con todos en el set. Fue una experiencia increíble.
Precisamente, una de mis primeras entrevistas fue con Tilda Swinton. Estaba nervioso y ella me abrazó para tranquilizarme. Me contó que le pasó lo mismo cuando conoció a David Bowie.
¡Esa es Tilda! Ella es increíblemente humana y generosa. Me hace sentir agradecido haber trabajado con personas así.
Déjame decirte que creo que eres uno de los actores más interesantes en Colombia hoy en día. Has trabajado en proyectos experimentales como Memoria, pero también en Rigo, una serie biográfica muy divertida. Creo que es una de las mejores series colombianas de todos los tiempos, ¿qué significó para ti trabajar en ella?
Hermano, muchas gracias por lo que dices. Rigo fue una experiencia maravillosa, un bálsamo. Fue una “bacanería”, como decimos en Colombia, una “mamadera de gallo” entre todos los actores y actrices. Fue un trabajo muy bonito, que nos sigue dando muchas alegrías. Hace poco salió la noticia de que Rigo está nominado a los premios Emmy International, y ahora vamos a Nueva York para la ceremonia. Estamos muy felices porque es una historia que nos ha traído muchas alegrías.
Eso es algo que no veía desde los tiempos de Don Chinche o Dejémonos de vainas.
Fue muy bonito también porque, cuando estaba al aire, la gente me paraba en la calle y me decía cosas como, “Hermano, usted me está alegrando las noches, nos está alegrando la vida, nos está haciendo olvidar de los problemas”. Me contaban que se reunían en familia para ver Rigo, y eso fue muy bonito y gratificante. Todavía hoy la gente me escribe en redes sociales, me detienen en la calle y me muestran mucho cariño por esa historia. Es un regalo que sigue dándome mucho.
Para finalizar, ¿qué proyectos tienes a futuro? ¿Habrá una nueva temporada de Manes? ¿Alguna película?
Sí, estamos esperando una nueva temporada de Manes, que es una serie muy actual que me ha dado mucha satisfacción. Ahora estoy promocionando una película que hice en Medellín, llamada Uno, es sobre la minería ilegal, con un toque de suspenso. La hicimos en Medellín y Guatapé y se estrena el 21 de noviembre. Es la ópera prima del director Julio César Gaviria, los productores ejecutivos son Simón Brand y Laura Franco, cuenta con Marcela Mar como protagonista. Además, estoy en una adaptación de La vorágine, el clásico de José Eustasio Rivera, que saldrá el próximo año. Fue una experiencia intensa, grabamos en los llanos orientales, en San José de Guaviare y en los páramos. Estoy muy emocionado de que la gente la vea.
Es maravillosa esa tendencia de adaptar para el cine y la televisión grandes obras de la literatura latinoamericana. Pedro Páramo, Cien años de soledad y ahora, La vorágine…
¡Sí! La literatura es algo que estamos necesitando muchísimo. Sí, hermano, ¡que no se pierda eso! Que siempre volvamos a la literatura.
