Kevin Kaarl ya no es ningún novato. Ya han pasado casi siete años desde que un joven de 18 años, proveniente de Meoqui, en el estado mexicano de Chihuahua, subió su canción ‘Amor viejo’ a YouTube sin mucha pretensión. Ahora, ese mismo joven ha consolidado su carrera como uno de los artistas alternativos más destacados de la escena musical mexicana, un lugar que ha ganado gracias a su voz profunda, sus letras sensibles y, sobre todo, a sus ansias por explorar los múltiples horizontes que puede alcanzar con sus creaciones.
Y es que el Kevin que presentó Hasta el fin del mundo en 2019 ya no es el mismo que hace unos meses compartió Ultra Sodade, pues, mientras su primer trabajo fue bastante orgánico y representaba un estado más puro del folk, su LP más reciente es un testimonio de su búsqueda constante por alimentar su música con elementos que la hacen destacar. De hecho, este álbum lo acercó más a su meta, pues considera que el resultado le sirvió para consolidar un sonido “más fuerte” y “bonito”, algo que lo hace sentir satisfecho. Además, afirma que no solo fue una fuente inmensa de aprendizaje para él, sino también para su gemelo Bryan, quien aquí asumió la responsabilidad de productor. “Me estuve sumergiendo mucho en encontrar sonidos más diferentes de los que había trabajado antes”, comenta el cantautor. “Siento que, junto con mi hermano, logramos aprender nuevas cosas: técnicas, sonidos, géneros, artistas, que nos han ayudado a evolucionar no solamente en la forma del sonido, sino también en la perspectiva que tenemos de todo este mundo y de toda su industria”.
Este empeño por superarse trabajo tras trabajo no es reciente, inclusive comenzó como una necesidad de distinguirse desde sus puros inicios, cuando las comparaciones entre artistas folk del norte de México eran frecuentes. Por aquel entonces, había quienes creían que por el hecho de tener voz grave e interpretar sus canciones en compañía de una guitarra, Kevin no estaba siendo auténtico, pero lo cierto es que él estaba haciendo lo que le nacía desde adentro con los recursos con los que contaba. “Sí me afectó demasiado, porque te hace sentir como si tuvieras que probarle al mundo que tú estás en lo tuyo, que estás viviendo cosas diferentes y que no estás intentando copiar nada, que estás intentando hacer tu propia música”, sostiene. Así fue cómo, cansado de escuchar tales acusaciones, decidió grabar un EP que mostrara un lado distinto: San Lucas.
El disco salió con pocos meses de diferencia de Hasta el fin del mundo, pero el tiempo que hubo entre cada uno fue suficiente para que el mundo pudiera ver lo versátil que puede llegar a ser el folk si se observa más allá de los límites tradicionales. Esta vez sus canciones incorporaban algo más de música campirana con el apoyo de trompetas, y hasta llegó a aventurarse con varias letras en inglés en temas como ‘Good Times’ y ‘Selfish Pretty Girl’. A pesar de que el EP, en parte, nació como respuesta a las críticas y las presiones, admite que fue un ejercicio fundamental a la hora de encontrar su rumbo, ya que dotó a su proyecto artístico de más identidad.

En 2022, subió varios escalones más con Paris Texas, su segundo álbum de estudio. Allí se le escucha coquetear un poco más con el dream pop, llegando incluso a trabajar en algunos cortes con Chris Coady, el productor que ha estado detrás de varios discos de Beach House, una de sus más grandes inspiraciones. En 2023, Kevin le relató a ROLLING STONE en Español que fue gracias a un mensaje que le envió a Coady que el estadounidense terminó por contribuir en ‘Siente más’ y ‘Nunca te supe cuidar’, aunque el LP también contó con la colaboración de El Guincho (el canario que coprodujo El mal querer y Motomami de Rosalía). Este fue un disco que además de presentar un lado nuevo del chihuahuense a nivel sonoro, también lo hizo a nivel lírico, puesto que en lugar de centrarse en los corazones rotos, su temática principal eran los pensamientos más profundos de una persona que batalla con la salud mental.
Luego del gran recibimiento que tuvo con sus primeros trabajos, la pandemia llegó para cambiarlo todo. Los cambios bruscos en su vida le pasaron factura y así como en su adolescencia se peleó con la música y la dejó por unos años, se había desencantado de ella de nuevo, llevándolo a un bloqueo creativo crónico. “Pasaba meses sin escribir, sin tocar guitarra, sin escuchar música, sin intentar encontrar nuevos artistas”, recuerda. Paris Texas surgió de ese lugar emocional, sirviéndole como una especie de terapia complementaria a la profesional, así como de catarsis. Ya que ha pasado el tiempo y puede ver hacia atrás con otros ojos, asegura que su fascinación por la creación musical continúa tan viva que está lleno de ganas por seguir “explorando nuevos caminos”. Eso sí, considera que de vez en cuando es saludable desencantarse de ella para volver a agarrarle el gusto.
Ultra Sodade, el producto de la fraternidad
Dos años después de la publicación de Paris Texas, Kevin presentó su tercer disco de larga duración, un trabajo al cual bautizó Ultra Sodade —inspirado en ‘Sodade’ de la artista caboverdiana Cesária Évora— y fue el primero en estar coproducido en su totalidad por los gemelos Kaarl.
Teniendo en cuenta la pasión de Kevin por las artes audiovisuales, este es tal vez el álbum más cinematográfico de su discografía dado que aborda de manera detallada lo que pasa por la mente de alguien que tiene el corazón roto. Según explica, cada vez que va a empezar a trabajar en un nuevo disco, procura ver en su mente la “forma más cinematográfica” para crear un relato. “Es en lo que me estaba enfocando: ‘Quiero contar esta historia de una forma cronológica. Quiero que los videos se vean de esta forma. Quiero que todo esté conectado’”, cuenta. Extiende su respuesta al tratarse de un tema que lo apasiona, así que aprovecha para aclarar que no le agrada cuando un video musical parece mucho una película, en cambio, prefiere que los visuales se distingan del cine como lo conocemos.
“Junto con mi hermano logramos aprender nuevas técnicas, sonidos y géneros que nos han ayudado a evolucionar no solamente en la forma del sonido, sino también en la perspectiva que tenemos de este mundo y su industria”. –Kevin Kaarl
“Nos gustó mucho, la verdad, lo que quedó ahí plasmado en ese álbum”, apunta Bryan. “Fue un proceso un poquito largo y hubo un poquito de estrés, pero al final logramos tener lo que de verdad queríamos”. Hace unas semanas, el cantautor le admitió a ROLLING STONE en Español que todavía se le complicaba un poco el permitir que otra persona se involucrara en sus procesos creativos, pero reconoció que su hermano pudo comprender muy bien su visión. Hoy, Bryan admite que tampoco fue un proceso sencillo y “molestaba mucho a Kevin con que tenía que afinarse demasiado”, llegando a estresarlo en ocasiones, pero a su vez todo terminó por salir “perfectamente”.
“Dicen que los gemelos están conectados, yo no sé, pero a veces pensamos igual, casi”, responde Bryan al preguntarle qué tan importante es su conexión de hermanos a nivel artístico. “Al momento de producir, yo sabía casi exactamente lo que a Kevin le gustaba, o Kevin ponía algo que a mí también me gustaba. Entonces no fue muy difícil porque sí tenemos gustos muy similares. Sabemos qué le gusta a cada uno, entonces nos facilitó mucho todo este proceso artístico. Incluso la música que hacemos es gusto de los dos”.
A pesar de su corta experiencia como productor, pareciera como si el buen ojo de Bryan siempre le hubiera indicado que Kevin tenía el potencial para llegar a ser un gran artista. No dice si hubo un momento en específico que le hubiese llevado a pensarlo, pero sí recuerda tener claro que la voz de su gemelo era, y es, única en su clase. “Es una voz que no se escuchaba muy normalmente aquí en México”, subraya, recordando que en sus inicios había quien lo criticaba o lo alababa por ello. “Creo que eso ha sido algo muy característico de él y no cualquiera puede cantar una canción grave y que le salga bien”.

Antes de que el mundo los conociera, Bryan y Kevin ya habían acumulado experiencia como músicos, pues juntos estuvieron en un par de proyectos musicales entre su niñez y adolescencia. Uno de estos fue una banda sinaloense que terminó por motivar la ruptura de Kevin con la música por un periodo de cuatro años, mientras que Bryan sí continuó por más tiempo. Como si se tratara de una corazonada, eventualmente Bryan le pidió a su hermano que hicieran algunos covers, ya que le gustaba ser segunda voz, pero no tenía quién hiciera de primera. A partir de allí se desencadenó el efecto dominó que ahora tiene a los hermanos Kaarl como una de las duplas de artista-productor más prometedoras de la música hispanohablante.
Letras punzantes que se clavan en el pecho
Otra de las cualidades que han hecho que la música de Kevin Kaarl destaque es su capacidad para componer letras que calan hasta lo más profundo del ser. A lo largo de su carrera ha escrito versos desde diferentes perspectivas, por ejemplo, en Hasta el fin del mundo y Paris Texas expresó sus sentimientos tal como los estaba teniendo en tiempo real, y dice que esa práctica facilita más la composición. No obstante, para Ultra Sodade su inspiración fue más retrospectiva y hasta hipotética en un punto. En este último disco retrata el duelo tras una ruptura amorosa, pero no se inspiró en lo que estaba pasando en su vida en el mismo momento en el que escribió las canciones. “Yo tengo pareja actualmente, entonces a veces también incluso me imaginaba: ‘¿Qué hubiera pasado si en vez de habernos enamorado mutuamente, nada más me hubiera enamorado yo y ella hubiera seguido con su vida?”, explica. En otras ocasiones, su inspiración nacía de experiencias pasadas, esto para “remarcar un poco la diferencia” entre su primer álbum y el más reciente.
Una pregunta que suelen hacerle con frecuencia a Kevin Kaarl es por qué escribe tantas canciones tristes, a lo que él contesta que componer letras más alegres se le complica “a veces mucho”. Para él es más difícil partir desde la felicidad sin caer en clichés, de modo que batalla mucho cuando quiere hacerlo. En cambio, dice sentirse más cómodo al explorar el campo de la tristeza porque puede sacarle más jugo. Esto no quiere decir que no haya hecho el ejercicio de escribir sobre sentimientos más positivos alguna vez, y aquí usa el ejemplo de ‘Dime’ en Ultra Sodade, mas acepta que es solo un corte frente a los 12 restantes.
“Es una voz que no se escuchaba muy normalmente aquí en México. No cualquiera puede cantar una canción grave y que le salga bien”. –Bryan Kaarl
Por su parte, Bryan sostiene que le agrada que Kevin escriba temas tristes, pues pueden llegar a tener más sentimiento que otros: “Sé que sus canciones de amor son buenas y a la gente le gustan, pero yo prefiero más las tristes, como ‘Y está bien’ o ‘Recuérdame x siempre.’”. De todos modos, independientemente del tema sobre el que elija escribir, Kevin continúa preparándose para hacer letras cada vez más sólidas y poéticas, pero que contengan esa naturalidad que lo caracteriza. Recientemente ha intentado leer un poco más de poesía para cumplir con aquel objetivo, y nombra a Alejandra Pizarnik como una de las autoras que ha estado estudiando.

La evolución personal que impulsa el cambio
Ya son tres meses desde que Ultra Sodade salió a la luz (justo en el día de San Valentín), y aunque pueda parecer poco, para el cantante y compositor de Meoqui ha sido suficiente como para reflexionar sobre las diferentes formas en que las personas pueden disfrutar de la música. Una de ellas es, claramente, las presentaciones en vivo, por lo que ha pensado en la manera en que puede hacer que su público sienta cercanos sus conciertos. Esto quiere decir que para su gira actual ha elegido menos fechas que en otros tours con el propósito de enfocar más esfuerzos en la calidad y, a la vez, de proteger la salud mental tanto de su equipo como de él mismo.
“A veces, estar casi todos los días viajando puede ser muy desgastante, entonces pensamos mucho en eso”, asegura, añadiendo que el buen ambiente laboral, las buenas relaciones interpersonales y el mantener un contacto constante con sus seres queridos han sido su mayor polo a tierra. De acuerdo con Bryan, una de las más grandes evoluciones que ha tenido su hermano ha sido respecto a la manera en que se enfrenta a las giras, destacando cómo ha hecho frente a su timidez y a lo abrumador que puede ser tener que estar rodeado de tantas personas.

Kevin ha recorrido un largo camino ya, y al mirar hacia atrás al adolescente que publicó ‘Amor viejo’ no puede sentirse menos que orgulloso, pues dice que ha logrado todo de la forma en que lo ha querido. Asimismo, es honesto al aceptar que hay cosas que con los conocimientos que tiene ahora, seguramente hubiese hecho de manera distinta; sin embargo, no regresaría el tiempo para cambiarlas, ya que todas esas experiencias lo han dirigido hacia el punto en el que se encuentra actualmente: con cuatro discos a sus espaldas, shows agotados y peticiones de homenajes a íconos de la música.
A finales de marzo pasado, Kevin sorprendió con su cover de ‘El triste’ de José José con motivo del aniversario del lanzamiento de la afamada balada, y allí captura la melancolía de la original, pero adaptándola a su forma más sosegada de cantar. Al principio, cuando le llegó la propuesta, sintió temor al tratarse de un personaje tan importante para México, pero terminó por aceptar. “¿Cómo hacer que esta canción no se sienta como un intento de poner aparte a José José y tampoco se sienta como un intento de mandar a otro lado la original?”, se preguntaba. La respuesta fue encontrar un punto medio entre la interpretación del Príncipe de la canción y la suya, haciendo una fusión de ambos estilos.
De acuerdo con él, el rendirles homenaje a las grandes figuras de la música de antes —como Juan Gabriel o José José—es muy importante pues sus aportes a la cultura fueron enormes y “entregaron muchísimo corazón en los escenarios”, pero sobre todo, porque las nuevas generaciones de intérpretes pueden aprender mucho de ellas. Hace énfasis en que el objetivo de esto no es copiar lo que se hizo en el pasado, sino verlo como una manera de seguir perpetuando sus legados a través de tributos directos como el suyo, o al ser tomados como referentes. “¿Por qué? Porque representa lo que somos y lo que alguna vez fuimos”, asevera.
“Eso es algo muy bonito, que todos los artistas estén intentando no limitarse a algo, y que también estén trabajando por llevar a cabo su proyecto hacia una dirección en específico”. –Kevin Kaarl
Preservar las raíces es uno de los ejes temáticos de Future of Music por ROLLING STONE en Español, y este es el segundo año consecutivo en el que Kevin ha sido seleccionado por la publicación como uno de los artistas que está definiendo el futuro de la música. Bryan no podría estar más de acuerdo con la distinción y, según comenta, Kevin se ha destacado en medio de una industria musical mexicana que ha centrado su atención en otro tipo de géneros, y lo ha logrado gracias a su sonido que ha evolucionado hasta convertirse en un “dream folk”. El joven productor también apunta que le gustaría que el proyecto musical de su hermano sirva de puente para que más personas se acerquen al folk, no solamente como escuchas, sino también como artistas. “Espero que algún día todo el mundo pueda escuchar los talentos que México tiene”, desea.
Kevin adopta una actitud un poco más seria al dar su opinión sobre cómo debería ser el futuro de la música hispanohablante, y excusándose por sonar “un poquito mamador”, dice que depende de los avances sociopolíticos que se den en los próximos años y del rumbo que tomen los artistas nuevos “hacia una evolución”. “Siento que cada vez hay más artistas jóvenes que están saliendo en diferentes partes de todo el país, que están llevando la música a un nivel en el que se siente más natural, en el que se siente más hecha desde el corazón”, agrega. A su vez, resalta que cada vez hay más colegas que no temen seguir sus instintos artísticos y que están presentando propuestas innovadoras que rompen con las imposiciones de las disqueras. En este punto destaca al regiomontano NSQK, con quien tiene la única colaboración en Ultra Sodade.

“Siento que es una nueva generación más limpia en el sentido en el que entendemos que para llegar a lo bonito y a lo bueno, es simplemente tratándonos como seres humanos”, continúa. “Una generación en la que no estamos limitándonos a lo que hemos tenido antes, sino estamos en busca de sonidos nuevos, mezclándonos un poco también con el pasado, pero también [intentando] encontrar cosas que no se le escucharon antes aquí, en México”. Kevin opina, además, que la industria se encuentra en un momento extraño en el que los ritmos que no pertenecen al mainstream están agarrando más fuerza, aunque no lo parezca, ya que otros como el reggaetón y los corridos tumbados siguen reinando. De acuerdo con él, se está fomentando una cultura en la que la singularidad está adquiriendo más valor y que el parecerse a lo que está de moda va dejando de importar.
Otro avance que destaca es que al provenir del folk ha podido notar cómo el mundo hispanohablante les ha abierto espacio a otros géneros y no mira con recelo la experimentación, como tal vez sucedía hace algunas décadas. “Eso es algo muy bonito, que todos los artistas estén intentando no limitarse nada más a algo, y que también estén trabajando por llevar a cabo su proyecto hacia una dirección en específico”, enfatiza. Él mismo forma parte de los artistas que tienen objetivos muy claros en cuanto a su música, esto es, en su caso, continuar construyendo un sonido muy propio que se sienta real y permitirse fluir sin imponerse tantas restricciones.
“Espero que algún día todo el mundo pueda escuchar los talentos que México tiene”. –Bryan Kaarl
Habiéndole entregado Ultra Sodade al público, se está preparando desde ya para el que pueda ser su siguiente paso. Por estos días ha estado escuchando bastante la banda sonora que Daft Punk hizo para Tron: Legacy (2010), aunque advierte que esto no quiere decir que vaya a experimentar con algo más electrónico, sino que puede llegar a sentirse como influencia en un futuro trabajo. De cualquier modo, no se atreve a afirmarlo con certeza, pues aclara que todo depende de cómo vayan evolucionando sus gustos. Lo que sí asegura es que no va a abandonar por completo el folk ni su guitarra acústica, por el contrario, se ha aferrado más a ellos en los últimos meses. “Vamos a ver cómo sale el próximo álbum. Chance y es puro acústico; chance y puede ser más experimental y más raro. No sé, ya veremos”, declara.
Y es precisamente el folk, ese sonido crudo con versos sinceros, el que continúa predominando en su música así en sus trabajos más recientes haya incorporado el dream pop. Este estilo es el que más le permite transmitir sus sentimientos y conectar con los públicos jóvenes sin mucha parafernalia. “Creo que mi sonido pudo llegar a ser más digerible para esta generación”, medita sobre las razones que probablemente explican su popularidad, sin embargo, es modesto al señalar que también se la atañe a la suerte. Sea cual sea la razón, Kevin Kaarl llegó como un respiro en medio de un entorno musical de éxitos prefabricados donde parecía que ya no había cabida para la autenticidad.
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