Depresión Sonora será lo que Marcos Crespo quiera que sea

En 2020, Marcos Crespo arrancó uno de los proyectos artísticos más interesantes de los últimos años, Depresión Sonora. Con un sonido que mezcla el post-punk con el lo-fi y una letra con la que es sencillo conectar, la música del cantautor español resonó con muchas personas alrededor de todo el territorio hispanohablante. 

En 2025, a tres años de su último disco, El Arte de Morir muy Despacio, y a poco más de un año de su último EP, MAKINAVAJA, Depresión Sonora presenta su nueva entrega, Los Perros no Entienden Internet (… Y Yo no Entiendo de Sentimientos). En este material, Marcos Crespo convierte las canciones en mandamientos que buscan liberar a la humanidad de la prisión virtual que se ha convertido el internet. 

Desde que el material vio la luz del día, los comentarios sobre el cambio en la esencia de Depresión Sonora comenzaron a aparecer. Sin embargo, Marcos Crespo se encuentra seguro de dónde se encuentra la esencia de su proyecto y que no ha cambiado a pesar de utilizar nuevos elementos musicales y presentar lo que a su consideración es una letra mucho más pensada. 

A poco más de un mes de que Los Perros no Entienden Internet (… Y Yo no Entiendo de Sentimientos) viera la luz del día, el artista español se reunió con ROLLING STONE en Español para hablar sobre los cambios sónicos del material en comparación con sus antecesores, su mensaje y la identidad de Depresión Sonora como proyecto musical. 

No tiene mucho que lanzaste, Los Perros no Entienden Internet (… Y Yo no Entiendo de Sentimientos), ¿cómo ha sido el recibimiento del público que ha estado contigo desde que arrancaste con tu primer EP hace unos años? 

En general bastante bien. Creo que al público le ha gustado. Al final es una continuación de mis otros trabajos. Siempre hay alguien que se enfada, ¿no? Dice, “Nada, ya no es lo mismo”. Bueno, amigo, el tiempo pasa, las cosas van cambiando. Yo estoy muy contento y en general todo el mundo está muy contento.

David Heofs

Este álbum llega tres años después de tu último proyecto de larga duración, El Arte de Morir muy Despacio, y poco más de un año después de MAKINAVAJA, ¿cómo sientes que ha ido evolucionando tu proceso creativo detrás de un álbum? 

Ha pasado mucho tiempo y mis circunstancias son muy diferentes, pero sobre todo ahora tengo el tiempo y las herramientas para llevarlo a otros sitios y desarrollarlo más. 

Siento que se ha expandido, pero sigue siendo el mismo realmente; todo sale del mismo sitio. Al final hago las canciones yo solo desde mi habitación, donde tengo todos los instrumentos. Sale del mismo lugar, pero sí tengo el tiempo y la capacidad de llevarlo a más sitios y al final estar más cerca de lo que a mí me gustaría que fuera el proyecto, que quizás al principio era más especial en algunos aspectos, pero también era mucho más precario. A mí me hubiera gustado hacer otro tipo de cosas desde el principio y ahora tengo esa oportunidad.

Háblame también del concepto detrás de este material, ¿qué significa para ti la frase “los perros no entienden internet”? 

Literalmente eso, ¿no? Que no viven en nuestro mundo de preocupaciones, de reírse con un vídeo absurdo, de vivir encerrado en una realidad que no es la tangible y verdadera. No necesitan sentirse validados de ninguna manera, ni en redes sociales, ni en el trabajo, ni con nadie, simplemente existen y están bien por existir, están felices por ello, no necesitan nada más, como un montón de cosas que nosotros sentimos que necesitamos y al final nos hacen más infelices. 

Tu visión del internet cambió de alguna forma mientras escribías este disco, ¿puedes profundizar en esa parte? 

Claro, pero no [fue] en el proceso creativo de este álbum, sino a lo largo de mi vida en general. Internet es el que me ha enseñado a hacer música, el que me ha dado las herramientas y el que me ha dado la posibilidad de compartirlo. Pero creo que se ha transformado mucho. Ya no es ese lugar en el que ibas a compartir un trabajo de algo o a leer sobre algo. Se ha prostituido mucho, en el sentido de que ahora no siento genuino todo lo que veo y al final se hace en búsqueda de atención. Las redes sociales premian el que seas capaz de captar la mayor cantidad de atención posible y no el que desarrolles algo.

Leí que la frase que le da título al álbum, “los perros no entienden el internet”, al principio no te terminaba de convencer; sentías que no encajaba del todo con el proyecto de Depresión Sonora. ¿En qué momento cambia tu percepción sobre eso?

Yo tengo muchas frases escritas por todos lados. No es que no cuadrara, sino que no la había centrado para esto. Simplemente llegué un día en plan, “Me tengo que plantear hacer un nuevo álbum”, y la redescubrí y dije, “Joder, qué buen tema para poder hacer un álbum y poder desarrollar”. Cuadra mucho con mi momento vital y con un montón de ideas que tengo ahora mismo y creo que puedo llevarlo hacia algún sitio. Pero bueno, la tenía guardada, igual que tengo guardadas muchas otras. 

David Heofs

Háblame de ‘La Balada de los Perros’, ¿cómo fue el proceso de escribir, de grabar, de producir este tema? ¿Desde que lo estabas desarrollando sabías que iba a ser el comienzo de una etapa tan grande para ti? 

No. Es más, esta canción es la única que tenía ya escrita desde antes de empezar a hacer el álbum. A lo mejor puede tener dos o tres años esta canción, o incluso más. No pensaba que fuera a ser una canción para Depresión Sonora, simplemente hice una canción. Luego de esa primera demo que yo tenía, la canción cambió mucho. Ahora hay muchas más percusiones, hay otros sintetizadores. Pero no estaba pensado para eso, simplemente la tenía guardada y se llamaba ‘La Balada de los Perros’, por algún motivo. La encontré y me parece una buena forma de abrir el álbum. 

Quizás la frase y la canción nacieron más o menos cerca, pero el proceso fue —es que siempre escribo igual, muy corto; abro todo en el ordenador, empiezo a buscar ideas, a grabar cosas, apuntar frases, iba todo naciendo de ahí— pero sí puede ser la canción más diferente, para mí, porque nació de un lugar diferente, que no era la idea de hacer el álbum. 

Me parece muy interesante que la hicieras sin pensar en el proyecto de Depresión Sonora. 

En absoluto. Tenía otros arreglos y tenía otras cosas.

Y creo que esto tiene que ver con lo que decías de la esencia de Depresión Sonora, ¿no? 

¿En qué sentido? 

Creo que, al hacer una canción, se refleja una parte de su autor. Depresión Sonora eres tú, así que cualquier canción que hagas termina siendo una canción de Depresión Sonora, ¿no crees? 

Sí, totalmente. Al final, muchas veces ha venido alguien y me dice, “Joder, Depresión Sonora ha cambiado”, o dice, “No me suena a Depresión Sonora”, y yo pienso, “Vale, pero ¿qué es Depresión Sonora?” Al final del día, como tú dices, Depresión Sonora soy yo, Depresión Sonora será lo que yo quiera que sea. Realmente hay unas ideas, hay unos sonidos, hay unas formas de escribir, hay ciertos elementos que se llevan repitiendo y siguiendo desde el primer álbum, que es lo que creo que le da la esencia, y al final no han cambiado, no es cumbia, no es electrónica. Sí hay ciertos patrones que se siguen y ‘La Balada de los Perros’ es Depresión Sonora totalmente. 

También leí que la terapia fue parte importante dentro de este proceso, ¿qué nos puedes contar al respecto?

Venía de llevar un año y pico tocando mucho, girando mucho por todos lados, y volver a casa fue difícil, sobre todo por estar muy arriba y luego muy abajo. Le pasa a todos los músicos. Decidí entrar ahí y de repente descubrí otras herramientas, otras formas de poder expresarse y de sacar cosas que uno tiene, sobre todo a nivel emocional, que creo que han aportado mucho al álbum.

David Heofs

Este álbum también presenta elementos un tanto distintos a lo que tu público está acostumbrado a escuchar, pero te sigues manteniendo en esta línea del post-punk con lo-fi. ¿Qué te llevó a explorar estos nuevos sonidos? 

Que tengo sintetizadores nuevos en casa y tengo aparatos nuevos que me gustan mucho. Al final yo no quería que hacer música se convirtiera en una rutina de hacer siempre lo mismo. Yo no hago tornillos, no trabajo en una fábrica, en una cadena de montaje. Quería pasármelo bien, quería disfrutar del proceso y quería utilizar todas esas herramientas que ahora tengo a mano y todas esas ideas nuevas que tengo ahora como para hacer música. Al final la base es la misma, lo que pasa es que va adornándose de diferentes maneras. Hay muchos samples de perros, de ladridos, de videojuegos, de sintetizadores hechos con voces de perros, de muchos elementos. De ir a un estudio y ver aparatos, cajas de ritmos de hace más de 40 años y poder utilizarlas y poder darle ese paso extra. De poder referenciar no solo dentro del post-punk —que es el género que más me caracteriza— pero poder coger referencias muy diversas, desde Crystal Castles a Pantera. Me la quería pasar bien y quería escuchar mucha música.

Para este álbum utilizaste una cantidad de instrumentos y de herramientas enorme. ¿Cómo fue el proceso de irlos probando e ir descubriendo los sonidos que cada uno de estos instrumentos te regalaba y al final decidir en qué parte del álbum iban a encajar? 

Lo tenía bastante claro. Veo mucho YouTube y veo muchas reseñas. Llego al estudio y sé qué es cada cosa y sé más o menos cómo suenan porque habré visto cinco o diez vídeos antes sobre qué es eso, ya solo por curiosidad. Así que para mí fue muy sencillo. 

También me gusta mucho saber con qué se han grabado ciertas cosas. En plan, “En este álbum de no sé quién se utilizó esto”, y yo de repente lo descubro en algún sitio, tengo acceso a él y me emociona pensar que esto lo ha usado esta persona y yo quiero utilizarlo también. Básicamente, [se trata de] pasármelo bien haciendo música. 

Creo que sí se parece bastante a lo que tenía acostumbrado a todo el mundo. Está grabado un poco mejor y hay un poco más de herramientas. Las letras van un poco más para allá, son más emocionales. Creo que la principal diferencia de este álbum es que es más intenso, es más emocional, es más intenso, es más personal. Me parece que es la principal característica que puede tener.

Tus letras son una de las partes más características de tu música. Tienes una pluma muy única. ¿Cómo sientes que ha cambiado la forma en la que escribes las letras de tus canciones? 

Ahora me tomo más tiempo, quizás, a reflexionar, a buscar ideas. Y creo que soy capaz de llevar un poco más allá las letras. Antes las veía más básicas. A veces escribía alguna cosa para salir del paso, que consiguiera que rimara y demás. Ahora creo que soy capaz de centrar mucho más el mensaje y utilizar otro tipo de figuras, otro tipo de metáforas, desarrollar más las ideas. Pero bueno, creo que eso también caracteriza mucho mi forma de escribir, de soltar ideas diferentes todo el rato que tienen algo en común. 

David Heofs

Más allá de ser canciones, los temas que escuchamos en Los Perros no Entienden Internet (… Y Yo no Entiendo de Sentimientos) se convierten en mandamientos. ¿Por qué decidiste adoptar este concepto? 

Es complicado, pero hay un interludio en el disco que es un texto de la Biblia, del Éxodo, del Antiguo Testamento modificado, en el que este personaje sube al monte y, cuando tiene las tablas con los mandamientos, las rompe. Entonces es una reconfiguración, esta historia de unos nuevos mandamientos, que son los mandamientos de los perros y que nada tienen que ver con los dogmas que tenemos nosotros en nuestra sociedad. Realmente son los antimandamientos. Es esa capacidad de expresarse, esa capacidad de ser uno mismo, de hacer lo que uno quiera, va un poco por ahí. 

Hay un verso que aparece en el último tema del álbum, ‘Qué Pena que nos Vayamos a Olvidar’, que dice, “Ya no somos humanos, ahora somos perros”, ¿tiene que ver con eso? 

Totalmente. Esa transformación, esos perros, se trata de una metáfora de esos humanos que se han conseguido liberar de todas esas cosas que los atan como humanos y que les hacen perder libertad como humanos, [que es] esa libertad que esos animales sí tienen, que los perros sí tienen en este caso. Entonces, es sobre esos humanos que han sido capaces de liberarse y que piensan con alegría en esta canción, en todo lo que han vivido, en todo lo que han pasado, en todo lo que han disfrutado, sabiendo que algún día acabará. En plan, “Qué pena que nos vayamos a olvidar de todo esto, pero qué bien que lo hayamos aprendido”.

Habiendo utilizado estos conceptos bíblicos, ¿cuál es tu relación con la religión? ¿Cómo te llevas con ella? 

Yo me llevo bien, convivo con ella. No soy creyente, pero sí me he criado en una sociedad, en familia, como católico. Hice la comunión, sé mucho sobre la historia, sobre la Biblia, me interesa, me gusta mucho la simbología y todo lo que tiene que ver culturalmente con la religión. Pero no soy creyente. Como elemento que me rodea en mi vida, lo utilizo de igual manera. 

Aunque este álbum no es tanto sobre la religión católica, sino sobre el internet como nuevo dogma y como nueva religión que nos rodea. Va más por ahí. Los perros no entienden esa religión, no entienden ese internet, ese dogma, esos mandamientos que se supone que debemos seguir ahora. 

Empezar

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