5 historietas argentinas de ciencia ficción


Argentina tiene una acotada, pero rica, tradición en cuanto a ciencia ficción, especialmente constante en el campo de la historieta, como se aprecia en estos cinco grandes títulos:

Un lustro antes de la aparición de El Eternauta Oesterheld dio inicio a su primera serie de largo aliento en la legendaria revista Misterix con las aventuras de Bull Rockett: un temerario piloto de pruebas, inventor y hombre de acción. El protagonista es secundado por el inventor Slim “Pig” Picmy y por el ex periodista deportivo Bob Gordon, narrador de las aventuras. El trío se ve involucrado en toda clase de peripecias, muchas de ellas envueltas con seres de otros planetas, pero también con hincapié en el avance científico y en el rol de la energía atómica, muy presente en los años cincuenta. Aunque el guionista se desvinculó en 1957, la obra continuó hasta el cierre de la publicación en 1965, tanto con su ilustrador original, Paul Campani, como con Francisco Solano López y Julio Schiaffino.

Se ha considerado a Rolo, el marciano adoptivo como prueba piloto de lo que sería El Eternauta: una historia que comienza costumbrista, protagonizada por un profe de primario que se convierte en el héroe a enfrentar una invasión marciana junto a su barra de amigos del club de barrio. Lo más interesante de este personaje es que trae la ciencia ficción a la cotidianidad argentina: las invasiones extraterrestres no les pasan solo a los yanquis. Como en gran parte de la obra de Oesterheld, el ilustrador fue Francisco Solano López. Comenzó a publicarse en el primer número de la revista Hora Cero en mayo de 1957 y continuó hasta agosto de 1958 (los tres últimos episodios fueron escritos por Jorge Mora).

Custer es una de las obras más experimentales del cómic argentino. Anticipándose varios años a los reality shows, la protagonista habita un mundo noir y ciberpunk en decadencia, lleno de estafadores, garcas y criminales. Sus aventuras, desamores y vida privada son transmitidas por una cadena de TV que la sigue a todos lados, sin dejar que tenga la más mínima intimidad. Custer es un policial negro y una historia de ciencia ficción cargada de sexualidad e incorrección política. Se trató de la primera colaboración de Trillo con el español Jordi Bernet. Fue publicada en 1985 en la revista española Zona 84, y un año después en la Fierro.

Cybersix es injustamente recordada como el cómic plagiado por James Cameron en su fallida serie Dark Angel. Sin embargo la historieta escrita por Carlos Trillo e ilustrada por Carlos Meglia se convirtió en una franquicia de culto, con elementos que pueden recordar tanto a Custer como a Aeon Flux, serie de animación surgida el mismo año, 1991. Un científico nazi escapa a Brasil y comienza sus experimentos genéticos: crea una serie de seres llamados Cyber, caracterizados por su desobediencia; son destruidos, salvo una, la número seis: Cybersix, que escapa y se hace pasar por un profesor de literatura. Originalmente se publicó en la Skorpio de Italia, y dos años después apareció en Argentina. El éxito de Cybersix hizo que tuviera su propia serie animada en Japón y su película live-action argentina.

Salvador Sanz se abrió camino a mediados de los noventa con el fanzine Catzole y con Legión y Desfigurado, entre otros títulos. Mega, escrito e ilustrado por Sanz, es una obra en tres tomos que comenzó su publicación en 2020, y que presenta al que puede ser considerado el primer kaiju —monstruo gigante, estilo Godzilla— rioplatense. Mega es un coloso de dimensiones extraordinarias que se enfrenta a seres de características similares dispuestos a destruir la Tierra, en escenarios atípicos como las cataratas del Iguazú o la ciudad de Montevideo.

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